Sugarloaf
Venimos de la noche, de la sombra
polvorienta, del odio rescoldado
a fuego lento, por la lenta alfombra
de la ceniza —polvo triturado,
residuo de un pasado que se nombra
con un nombre pretérito y dejado
de Dios, y que, tendido, desescombra
la sombra de su sueño derrumbado.
Venimos de la muerte sobre un resto
de vida que aún arrastra en su caída
su dispensada voluntad sin puesto.
¡Polvo en el polvo del camino, huida
sin fin! Venimos de la muerte en esto
—polvo en el polvo— que llamamos vida.
JUAN JOSÉ DOMENCHINA